31 marzo, 2013

Un invierno más para ti... Sólo frío para mi.


Hoy, es tu cumpleaños; hace unos meses pase tantas horas planeando las muchas sorpresas que te daría este día, pase tantas horas imaginando las muchas sonrisas que intercambiaríamos, tantas horas pensando de cuantas maneras podría abrazarte y besarte… Y ahora sólo estoy aquí, lejos, sola, porque ese día 12 decidiste que ya no encajaba en tus planes. Hay tantas cosas que desearía decirte ahora mismo, contarte cómo he extrañado tus manos frías, tu risa, tus lunares, tu piel, tus ojos, tu respiración sobre mi, tu manera de hablar, tu sonrisa, tu forma de hacerme olvidar que existen otras personas en el mundo, contarte que ha sido difícil separarme una vez más de ti, ahora con la certeza de que no volverás; de alguna manera, hacías que me sintiera más segura; aunque eras todos mis demonios, también eras mi paraíso. 
Pequeño, debería confesarte que… Me sigo sintiendo tan tuya, aún estoy atrapada en aquel día, ese 13, cuando tus ojos me mostraron ese mundo que nadie más conoce. Hoy más que nunca, te extraño, te anhelo, te necesito, te deseo… Y sé que muy en el fondo nunca dejaré de hacerlo. Debo seguir adelante, por supuesto, el reloj me lo recuerda con cada tic-tac; y sé que lo haré, aún si este gran vacío que dejaste nunca se va.
Ahora, se suma un número a tu edad; tres años desde que te conocí, aún no asimilo lo rápido que puede a veces correr el tiempo. Cuando nos besamos la primera vez, no podía saber que tres años después, estaría frente a esta pantalla, conteniendo las lágrimas y las ganas de llamarte.
Hoy quisiera decirte que, la vida nos jode, nos golpea, pone sal en nuestras heridas, nos clava el puñal cuando estamos en el piso indefensos y ciegos, pero cuando eres fuerte, y te levantas a pesar de todas estas cosas, la vida nos sonríe de a poco, nos da un beso en la mejilla, a veces en los labios, y te enseña, te enseña mucho. Pequeño, tienes tanto por aprender, tanto por ver, por sentir, por explorar; en esa cabezita loca de la que me enamoré debe haber tantas aventuras planeadas y tantas por improvisar, debe haber tantos sueños, los que me contaste y los que no. Yo espero que seas valiente, fuerte, como solías decir “indestructible” y no tengas miedo de hacer todo lo que desees, no tengas miedo de correr si tienes ganas, de gritar si tienes ganas, de viajar si tienes ganas, de arriesgarte, quiero que tengas una vida que te llene de orgullo. Sé que vas a enamorarte de verdad, y va a dolerme, más de lo que imaginas, porque no será de mi, pero realmente espero que ella te de todo lo que yo no pude, y mucho más, porque yo sé que lo mereces. Ojalá descubras en sus ojos, un mundo mucho más bonito del que yo descubrí en los tuyos; en ese momento tal vez entiendas por qué me enamoré de ti; ojalá ella también vea todo lo que yo veo cuando te observo…
Quizá algún día se vuelvan a cruzar nuestras vidas, y seamos menos estúpidos, nos miremos a los ojos y agradezcamos; yo te agradecería tantas cosas, tú, aunque no lo creas, me salvaste en muchos sentidos; me hiciste más real, me diste alas, que ahora están algo remendadas, pero me enseñaste a volar, me llevaste a lugares que no conocía, vi cosas que nunca había visto, lugares que no sabía que existían, todo eso con sólo sonreírme.
Ahora, estoy sonriendo mientras mis lágrimas pasean por mis mejillas, que tonta, recuerdo que esto te molestaba, que escribiera sin saber parar, pero no tengo más salidas, te escribo sabiendo que no me leerás, pero esperando que sepas que esto pienso, esto siento, aunque se queda muy corto, ojalá pudiera escribir bonito, y decirte todo a modo de poema, con rima, con palabras hermosas… Ojalá existiera otra manera de decirte que; te amo. Te amé hace tres años, te amo ahora, y te amaré el resto de años que nos queden por vivir.
Feliz cumpleaños, a ti, J.J.Q.C.


Serena 

16 marzo, 2013

Desde mi perspectiva




Suelen decir que cuando dejas de esperar, es cuando las cosas suceden... En mi opinión, si es que quieres saberla; nuestra vida, se trata de esperar.

Esperamos con ansias los Viernes, para dormir sin pensar en el sonido del despertador, para salir de fiesta, para ir a esa cita importante, o para ver el último capitulo de esa serie que tanto te gusta, esperas que el reloj de la campanada correcta para salir de aquel lugar que se siente como una jaula, de esas que no tienen barrotes, pero te encierran, esperas a que salga el sol para ir a la tienda, o en algunos casos, esperas que llueva para no hacerlo o tal vez para ir y mojarte un poco. Esperas a que alguien te sonría en el transporte público, en alguna calle, en algún lugar, sólo para recordarte que la humanidad no esta totalmente perdida.

Todos esperan, todos esperamos, aunque algunos afirmen nunca esperar (quizá esperan ser sorprendidos) pero lo que parece, lo que es, lo que debería ser, realmente importante; es lo que haces mientras esperas.


Serena