30 diciembre, 2012

Déjà vu



Las cosas que tienen que ser, son, sin necesidad de forzarlas... Yo había jurado que tu historia, nuestra historia, había acabado hace tiempo, pero aquí estamos, ahí estabas mirándome a los ojos, abrazándome otra vez, no se que es esto, últimamente he dejado de poner etiquetas a cada fenómeno que ocurre en mi vida, las etiquetas suelen hacernos aferrar a emociones que no pueden durar para siempre, habías desaparecido, pero tu recuerdo nunca lo hizo, y de repente, vuelves a mi vida, como un asesino que regresa al lugar del crimen, yo no había olvidado el sabor de tus labios, pero te agradezco por recordarmelo, yo no había olvidado lo que se sentía estar entre tus brazos, pero fue mágico volver a ese lugar, yo no había olvidado tu olor, ni tus manos frías sobre mi piel, pero si había olvidado lo importante que eres... Ese pequeño escalofrío que siento cuando dices mi nombre. Y fue como volver al principio, con algunos toques de presente... Como un perfecto y real déjà vu.

Esta madrugada me llamaste, hace tanto que mi pantalla no mostraba tu nombre, tu voz como medicina para mi insomnio, tantos minutos... Que extraño que tú también recordaras nuestra primera llamada, hace dos años, esos 27 minutos... Tu voz no ha cambiado mucho, mis sentimientos... No lo sé.

Esa historia, que empezó ese 21 de Julio, que sellamos con besos ese 13 de Agosto... Parece no haber acabado.

Serena 

28 diciembre, 2012

¡Mira que hay tontos enamorados en este mundo!



No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza
por eso de que sus caderas...
ya sé de sobra que tiene esa sonrisa
y esas maneras
y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.
pero además la he visto seria ser ella misma
y en serio que eso no se puede escribir en un poema.
por eso, eso que me cuentas de que mírala cómo bebe las cervezas
y cómo se revuelve sobre las baldosas
y qué fácil parece a veces enamorarse.
todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivo
de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción...
todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.
pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que ella aparezca de golpe y de frente
para decirte, venga, hazte un peta y me lo cuentas.
no sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece,
luego te abrace,
y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo.
así que supondrás que yo soy el primero que entiende
el que pierdas la cabeza por sus piernas
y el sentido por sus palabras
y los huevos por un mínimo roce de mejilla.
que las suspicacias,
los disimulos cuando su culo pasa,
las incomodidades de orgullo que pueda provocarte
son algo con lo que ya cuento.
quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada,
que hace tiempo que escribo los míos.
que yo también la veo.
que cuando ella cruza por debajo del cielo solo el tonto mira al cielo.
que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior.
que conozco su voz en formato susurro
y formato gemido
y en formato secreto.
que me sé sus cicatrices
y el sitio que la tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría,
y me sé lo de sus rodillas
y la forma que rozar las cuerdas de una guitarra.
que yo también he memorizado su numero de teléfono
pero también el numero de sus escalones
y el numero de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías.
que no solo conozco su última pesadilla,
también las mil anteriores,
y yo sí que no tengo cojones a decirla que no a nada
porque tengo más deudas con su espalda
de las que nadie tendrá jamás con la luna (y mira que hay tontos enamorados en este mundo).
que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella,
rendida a ese puto milagro que supone que exista.
que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos,
y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que la puso el camino,
y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana: no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.
que lo de "mira sí, un polvo es un polvo",
y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas
y solo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre.
que te entiendo.
que yo escribo sobre lo mismo.
sobre la misma.
que razones tenemos todos.
pero yo
muchas más que vosotros.